La talla de los diamantes del collar refleja el interés de la Maison por las gemas originales. Además de su calidad intrínseca, su encanto y su personalidad fascinan a Cartier. Este collar es el resultado de un juego de luces que combina la reflexión sobre la transparencia y el volumen. Los diamantes se engastan en monturas ligeramente inclinadas, cada una diferente del resto. La luz se difunde en función de su orientación, y estas variaciones multiplican los efectos del brillo, como el juego de vacíos que compone la arquitectura aérea.