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CALIDAD Y RENDIMIENTO

Los relojes Cartier responden a estándares de calidad que garantizan su precisión y autonomía a lo largo de su vida.
Durante la fase de desarrollo, los relojes se someten a pruebas a partir de modelos de simulación digital desarrollados internamente. La duración del cálculo para cada modelo es de 48 horas.
Una vez validadas estas pruebas, los equipos de la Manufactura elaboran un prototipo y producen la primera serie. A continuación, estos relojes se someten a más de 30 pruebas diferentes que equivalen a diez años de envejecimiento. Algunas pruebas y equipos han sido desarrollados específicamente por los especialistas de la Maison.
Por último, cada reloj se somete a más de 100 controles a lo largo del proceso de fabricación, además de controles aleatorios durante la producción.

RESISTENCIA MECÁNICA

Para simular las manipulaciones diarias a las que se someten los relojes a lo largo de diez años, se realizan miles de manipulaciones: se abre y se cierra el brazalete, se saca, se gira y se vuelve a meter la corona, se quita y se pone el reloj en la muñeca, se accionan los pulsadores, etc.
Se realizan otras pruebas que reproducen choques más violentos, potencialmente más inusuales en la vida del reloj.

RESISTENCIA AL ENTORNO

Un reloj Cartier es fiable independientemente del lugar donde se encuentre. Para garantizar esta fiabilidad, las pruebas a largo plazo deben demostrar que el reloj es resistente a todo tipo de condiciones de uso, a todo tipo de climas y a los choques térmicos.
Otras pruebas reproducen las condiciones asociadas a las actividades deportivas, con simulación de sudor sintético y luz UV: ni el brazalete ni la esfera deben cambiar de color. Por último, el reloj es colocado durante varias horas en un entorno abrasivo para verificar que el polvo o la arena no lo dañen.   
Durante el montaje de cada reloj, la hermeticidad se comprueba individualmente, por un lado con ayuda de una máquina de alta precisión que detecta las más mínimas variaciones de presión en la caja y, por otro, introduciendo el reloj en un tanque de agua a presión en condiciones reales.

CRONOMETRÍA

Los relojes Cartier son sometidos a ajustes con el fin de mantenerse estables a lo largo del día.
Cada movimiento es sometido a pruebas por lo menos dos veces: primero individualmente y después de integrarse al reloj. A continuación, cada reloj ensamblado es sometido a controles durante un periodo de ocho días. Además de los controles estándar de cronometría, se verifica la estabilidad del reloj observando el movimiento de las agujas.
Un robot que simula los movimientos aleatorios de la muñeca permite verificar el correcto funcionamiento de todo el ciclo de marcha del calibre en todas las posiciones posibles.

ANTIMAGNETISMO

Los campos magnéticos pueden interferir con el volante de los relojes con movimientos mecánicos y provocar errores cronométricos. Para superar este problema, Cartier ha desarrollado una tecnología patentada que blinda el movimiento, protegiéndolo de los campos magnéticos: se trata de un círculo de un material innovador especialmente desarrollado para este fin presente en todos los movimientos mecánicos.
Además de las pruebas clásicas que someten al reloj a campos magnéticos homogéneos (60 Gauss), Cartier ha desarrollado una prueba exclusiva que pone a prueba la resistencia del reloj a un imán de 1500 Gauss, que corresponde a la intensidad más fuerte que puede encontrarse en la vida cotidiana (teléfono/bolso de mano).

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